Es sabido que para la fibromialgia no existen tratamientos curativos, ni preventivos, sino que el abordaje terapéutico apunta a apaciguar los síntomas provocados por esta afección, mediante medicación y fisioterapia.
La fibromialgia es un estado doloroso generalizado en al menos 11 de 18 puntos preestablecidos, sensibles a presión, con una duración mínima de tres meses (American College of Reumathology) y presenta síntomas como cefalea, menstruación dolorosa, sensibilidad térmica, rigidez articular, fatiga y alteraciones en el sueño, entre otros. Lo cierto es que la medicación que habitualmente se les brinda a los pacientes no presenta un amplio grado de eficacia en la mejora de los síntomas y genera efectos secundarios como el riesgo de dependencia y de poca tolerancia.
Por otro lado, diversos estudios evidencian que el costo sanitario derivado de la fibromialgia se incrementa año tras año, ya sea por los gastos generados en medicamentos como por consultas médicas; sin dimensionar las pérdidas ocasionadas por las ausencias laborales, etc. Ante este panorama, los médicos alientan la práctica de alternativas, como la fisioterapia, que han dado buenos resultados tanto en el control de los síntomas como en la obvia disminución de la administración de medicamentos, además de la seguridad que le da al paciente y la casi nula presencia de efectos secundarios.
Comandado por Alfonso Javier Ibañez-Vera, responsable del Área de Fisioterapia del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de Jaén, España, un grupo de profesionales realizó una revisión de los trabajos científicos disponibles en la base de datos Medline para actualizar el conocimiento acerca del efecto de la fisioterapia pasiva (en la que el paciente no realiza trabajo activo) para el tratamiento del dolor, la calidad de vida, la depresión y en la calidad del sueño de las personas con fibromialgia. De los 18 artículos científicos seleccionados, publicados entre 2011 y 2016, se tomaron los trabajos que abordaban los siguientes tratamientos: estimulación eléctrica transcraneal (EET), transcutaneal-electrical-nerve-stimulation (TENS), balneoterapia, liberación miofascial, terapia craneo-sacral, terapia manual, hipertermia por infrarrojos y terapias combinada.
Esta es una síntesis de las conclusiones:
• El dolor mejora: con la EET en aplicaciones de 11 minutos, 2 veces a la semana durante 11 semanas; con la TENS aplicada diariamente en duraciones superiores a 60 minutos; con la terapia manual en sesiones semanales durante varias semanas; con la balneoterapia en sesiones diarias de 30 minutos durante 2 semanas; y parece mejorar con la hipertermia por infrarrojos en aplicación de una hora, 2 veces por semana, durante 3 semanas; y con la terapia combinada de ultrasonidos y ondas interferenciales aplicadas en los puntos sensibles.
• La calidad de vida mejora: con sesiones diarias de balneoterapia de 30 minutos durante un mínimo de 2 semanas; con la aplicación de EET en sesiones de 11 minutos, 2 veces a la semana durante 5 semanas; y con la terapia manual en sesiones de 45 minutos durante 5 semanas.
• La depresión parece mejorar: con sesiones de hipertermia por infrarrojos (una hora,2 veces a la semana durante 3 semanas), con terapia manual (sesiones de 45 minutos semanales durante 5 semanas) y con balneoterapia (2 veces al día, 6 días a la semana durante 2 semanas), aunque las referencias son escasas.
• La calidad del sueño parece mejorar: con la EET (2 sesiones semanales de 11 minutos durante 11 semanas) y la terapia manual (sesiones de 45 minutos semanales, durante 5 semanas).
Referencias
AJ Ibáñez-Vera, JC García-Romero, JR Alvero-Cruz. Fisioterapia pasiva para el tratamiento del síndrome de fibromialgia, una revisión sistemática. Fisioterapia, 2017;39(5):216-22.